Las minorías étnicas de Zimbabue aplican técnicas no violentas para reclamar sus derechos, empezando con un poco de «aceite de confianza» para lubricar sus luchas
Los activistas comunitarios de Zimbabue, muchos de ellos pertenecientes a minorías étnicas y lingüísticas, innovan sus estrategias adquiriendo métodos no violentos para reclamar sus derechos, incluso cuando se resisten a la injusticia en los desplazamientos de sus tierras ancestrales inducidos por el ‘desarrollo’. El Instituto de Derechos Humanos de Matabeleland les ayuda reforzando sus capacidades y ofreciéndoles orientación y asesoramiento cuando aplican sus conocimientos en comunidades rurales vulnerables.
Los desplazamientos inducidos por el ‘desarrollo’ están aumentando en Zimbabue, ya que el gobierno está atrayendo al país a inversores extranjeros interesados en la minería y la agricultura comercial. En la actualidad, se calcula que más de 70.000 personas de comunidades rurales, muchas de las cuales pertenecen a minorías étnicas y lingüísticas, se enfrentan a desplazamientos debidos a empresas mineras, proyectos agrícolas comerciales e iniciativas de construcción de presas. En los procesos de desplazamiento, la mayoría de las comunidades no son consultadas ni compensadas justamente por sus numerosas pérdidas.
La formación en participación ciudadana no violenta ofrecida por el Matabeleland Institute for Human Rights (MIHR) en colaboración con el International Center for Nonviolent Conflict ofrece a los activistas algunos conocimientos prácticos y herramientas para organizarse, movilizarse y resistirse a las injusticias de forma no violenta. Tras su formación inicial, los activistas han ido avanzando en la información a sus comunidades sobre la no violencia estratégica y sobre cómo aplicar en la práctica las herramientas para defender sus tierras. Algunos han redactado peticiones para que se introduzcan cambios concretos en las ordenanzas municipales o solicitan que se respete la Constitución nacional en materia de desplazamientos involuntarios. Otros utilizan programas de radio en las lenguas locales para difundir ideas sobre la resistencia no violenta al acaparamiento de tierras. Otros han aprovechado diversas reuniones sociales, incluidos los funerales, para compartir información sobre los desplazamientos y los derechos comunitarios conexos.
El MIHR ha aprendido una lección importante: en lugar de centrarse directamente en los desplazamientos, es útil que los activistas se centren primero en algunas cuestiones locales de menor envergadura que son más fáciles de ganar; esas pequeñas victorias pueden proporcionar el «aceite de confianza» para lubricar la larga y difícil acción necesaria para lograr el éxito en luchas de mayor envergadura.