La solidaridad tribal: una clave para la innovación, la adaptación al cambio climático y una vida mejor para la Confederación Abolhassani de Irán
La Confederación Tribal de los nómadas indígenas Abolhassani ha vivido y migrado estacionalmente en un área del Desierto Central conocida como Touran, una de las nueve Reservas de la Biosfera de la UNESCO en Iran. Su dominio ancestral — un territorio tribal nómada conservado — ocupa cerca de 74.000 hectáreas de la Reserva. En los últimos años, el territorio y la tribu han padecido un significativo cambio climático debido al incremento de la frecuencia y severidad de las sequias. En su reciente poesía oral y leyenda se contienen testimonios de la casi completa salida migratoria de la población. Esta pequeña Confederación tribal, sin embargo, ha aprendido por si misma a vivir con las sequias. Echando mano de sus tradicionales recursos imaginativos y de su propia sabiduría colectiva, desarrollaron y llevaron a cabo una estrategia combinada de adaptación climática mediante el reforzamiento de las leyes y prácticas consuetudinarias y su implementación con las iniciativas innovadoras. Mientras tanto, siguieron observando el comportamiento de la flora y la fauna salvaje, la cual, para ellos, es sagrada (dicen los ancianos que sus presencias bendicen la tierra) y asimismo se dieron cuenta de las ventajas que a ellos les reportaba.
A pesar de sequías sin precedentes, los Abolhassani se las han arreglado para reinventarse la agricultura — con algo de ayuda del gobierno — mejorándola con el regadío via los antiguos canales de agua (qanats) y los sistemas de almacenaje del agua. En lugar de depender únicamente de cultivos de secano como el trigo y la cebada, tal como hicieron en el pasado, los Abolhassani han aprendido a usar la agricultura como un suplemento alimentario para sus rebaños migratorios de ovejas, cabras y animales de tiro, reduciendo de ese modo la presión del pastizaje sobre los pastizales naturales. Han reintroducido, también, especies indígenas de animales resistentes a la sequía y, en los últimos doce años, se han ocupado en recuperar para nuevos cultivos varios campos, o reasignarlos para la alimentación animal. Entretanto, además, ponían en práctica un programa de micro-crédito de lo más exitoso y reinstauraban los tradicionales acuerdos intertribales de ayuda mutua y solidaridad para compartir los pastizales entre las tribus afectadas por la sequía — una práctica que las agencias gubernamentales habían olvidado.
Las insólitas innovaciones de los modos de vida de los Abolhassani cuentan con los cultivos agrícolas para su rentabilización y para forraje. Los pistachos, el algodón y la sandía, las pipas de girasol y la cebada se usan tanto para la venta directa como para mejorar la alimentación del ganado, lo cual redunda en mejores rendimientos y asegura los modos de vida. En esto, el respaldo del programa de microcréditos, también les ha ayudado a reactivar el sistema de gobernanza consuetudinaria de la tribu. Con el cultivo de huertos y algunos frutales, lo cual es una innovación, se han asegurado la comida y la salud y la nutrición también han mejorado y la comunidad — ahora organizada — se las ha arreglado para ejercer mayor presión sobre el gobierno para conseguir mejoras en los servicios: educación, asistencia sanitaria, una pequeña conducción de agua potable, alumbrado público y cobertura telefónica.
El territorio de la Confederación Abolhassani posee una diversidad significativamente alta de plantas y animales. Se estima en 800 las especies de plantas que han sido identificadas, más del 20% endémicas y algunas especies todavía desconocidas. Hay una excepcional diversidad de flora y fauna salvaje, incluyendo: el guepardo asiático, en peligro de extinción; el burro salvaje asiatico (onager) el leopardo iraní, la avutarda hubara, gacelas y otros. Los Abolhassian raramente cazan animales y respetan el reparto diario de sus recursos hídricos entre la flora y la fauna salvaje y el ganado.— que el incremento de las provisiones de agua y el sistema organizativo facilitan. Han reinstaurado una tradición del pastoreo llamada hanar — en lugar de dar de beber a los animales una vez al día, en las estaciones frias como otoño e invierno, hacerlo una vez cada dos días, lo cual permite a los animales alejarse el doble, mitigando la presión sobre los naturales alcances debido a una mejor distribución de los pastizales.
La revitalización del sistema hanar también ha facilitado que los recursos hídricos disponibles se compartan con efectividad entre el ganado y la flora y la fauna salvaje.
Uno de los signos más efectivos de la capacidad de recuperación y adaptabilidad de esta tribu indígena nómada es que, a pesar de la dureza de la sequia, su población ha permanecido estable. Esta pequeña agrupación tribal de más o menos 200 viviendas familiares (de campaña) que cuenta con alrededor de 800-850 almas, organizada en doce tribus. Todas las ideas de la adaptación se han generado desde la misma tribu, haciendo que sus iniciativas fueran socialmente sostenibles. Ecológicamente, los pastizales se están recuperando por la reducción de su dependencia en exclusiva de los pastos naturales y los bosques están sometidos a un régimen de control sostenible. La auto- confianza comunal les ha hecho capaces de encontrar apoyo para sus proyectos en el gobierno y en las ONGs. Y las mujeres se están beneficiando, como por ejemplo, disponiendo de créditos y enrolándose en diversas actividades relativas a los medios de vida (como la artesanía, la producción lechera, la recolección sostenible de productos no madereros de los bosques y los pastizales). Ahora también el Comité de Mujeres está incluido en la toma de decisiones y activo en el desarrollo del Sistema de información de la Geografia Participativa de la tribu y en los productos video- participativos.
La totalidad del territorio de la confederación Abolhassani fue confiscado por el régimen del Shah en 1963 bajo la apariencia de una nacionalización. Ahora, la confederación ha vuelto a involucrarse por completo en su gobernanza tribal. En la toma de decisiones, cada una de las 12 tribus está representada en el Consejo tribal de Ancianos por dos ancianos en los que la comunidad confía. La restauración, el fortalecimiento y el registro de su sistema tribal es un elemento muy importante del empoderamiento de la comunidad. El Consejo de Ancianos y el Comité de Mujeres dan voz a la confederación tribal. El fondo sostenible de modos de vida (sanduq) asegura también la propiedad colectiva de las iniciativas y las ventajas tribales. Todas las decisiones se discuten en el Consejo de Ancianos y son aprobadas solo después de consultar con cada una de las 12 tribus. Esta configuración contribuye a la democracia participativa y deliberativa.
Los Abolhassani han hecho promoción de su exitoso modelo de adaptación entre otras comunidades, organizando reuniones entre los líderes tribales y videos documentales, fotos, presentaciones de powerpoint y artículos tanto en foros iraníes como internacionales. En tanto que animan y ayudan a otras muchas tribus de la región a organizarse y unirse a la federación de tribus indígenas nómadas de Iran y a tomar el control sobre sus propios asuntos, están descubriendo que la solidaridad mutua es una estrategia ganadora que, potenciando a otras tribus, propicia la extensión de las rutas migratorias y las tierras de pastos y crea sistemas de mutuo apoyo al tiempo que fortalece el poder negociador de todas las tribus de la región. Su éxito es el éxito de todos los pueblos que se mueven por Iran.